miércoles, 11 de octubre de 2017

Heridas de guerra

El dolor es como si saliera de las entrañas, cuando algo te hace sentirte compungido, como ese llanto que te retuerce desde lo más profundo de tu alma, saliendo a borbotones esas lágrimas calientes que recorren tu mejilla, como si el dolor de esa herida nunca cicatrizase. Cuando sabes que ese dolor te abraza y a la vez hace recordar porque estás y dónde y que camino has recorrido. Algo te hace sacar lo mejor de ti, para sobrevivir en este mundo que uno mismo crea en la cabeza, donde los buenos y los malos a veces, se dan la mano. Y otras, ni siquiera uno mismo entiende pero conviven contigo, desde que naces. Hay heridas de guerra que nunca llegan a cerrarse del todo, porque siempre hay alguien que levanta esa costra. María González Marín

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