miércoles, 18 de julio de 2018

Mirando a no se donde

Esperando a que el semáforo cambiara de color, pisando el freno con el pie izquierdo, casi sin pensar en nada, pero a la vez observando el resto, me pasaba los tres minutos que dura. La calle estaba como siempre, con sus idas y venidas de los vecinos. Una pareja de jóvenes parecían hablar indicando que dirección coger si hacia arriba o hacia abajo, para llegar antes a su destino. Una señora cuidadora de un anciano, se disponía a acomodarlo en el banco, ya habiendo pasado el calor de la tarde, donde la brisa acariciaba el rostro. Los coches pitaban sin descanso, como si no fueran al mismo sitio donde tu y yo acabaremos dentro de sabe Dios si un minuto o diez lustros. Pero, la gente no se entera que por más prisas no hay más vida. Si no todo lo contrario, hay más muertes!